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Tipos de riego: Aspersión y difusores

El riego, junto con el abono y la siega, es la tarea más importante para un correcto mantenimiento de césped natural. Este tipo de planta ornamental es importante que esté siempre humedecida para mantener el césped con sus cualidades: color verde intenso, agradable al tacto.

La gestión del riego es importante tanto para el medio ambiente como para nuestro bolsillo. No se debe regar de forma excesiva porque provocaría encharcamientos y, en consecuencia, enfermedades y hongos, tampoco porque el suelo quedaría compacto y no recibiría oxígeno y moriría por asfixia. Otra de las causas por las que no se debe regar en abundancia es porque podría disolver rápidamente los nutrientes que aportemos en cuanto al abono.

Por otra parte, no se debe regar poco debido a que provocarían la muerte ante la escasez de agua. Si el césped se le ve de un tono pálido puede ser debido por falta de abono y agua. El color verde grisáceo es el primer indicio de la falta de agua. Si se trata de forma rápida, podría volver a crecer.

Tipos de riego
Tipos de riego

En cuanto a la formar de regar, los profesionales no aconsejan hacerlo con manguera, a no ser que sea porque es un terreno de pequeñas dimensiones. El motivo reside en que el agua no cae de manera por igual en todo el jardín y podría haber zonas que se podrían marchitar. Así, los métodos más habituales es la instalación de un riego automático por aspersores o difusores. Hay que tener en cuenta, aunque es una obviedad, que cuando haya lluvias se debe regar menos, que las zonas de sombra requieren menos agua o, incluso, cuando el césped esté algo largo.

Por último, en los meses de primavera, dependiendo de las precipitaciones, habría que regar un riego diario (en condiciones normales). En verano habría que aumentar a dos riegos diarios (excepto en la primera semana de instalación de los tepes de césped natural, que serán de 3 riegos). En otoño e invierno, prácticamente no habría que hacer ningún riego porque suelen haber lluvias generalizadas. De no ser así, habría que dar un riego cada 10 días.

 

 

Otoño: Mantenimiento del césped natural

El principal mantenimiento del césped natural se debe hacer durante los meses de primavera y verano. Sin embargo, durante el otoño, aunque el mantenimiento es menor, no debemos descuidar algunos aspectos.

En los meses de invierno como el mantenimiento del césped es menor, es verdad que conviene hacer un repaso a la maquinaria como el cortacésped, aireadoras, etc. Es necesaria una limpieza de las máquinas, reaprietes de tornillos, ajuste de bujías, engrases, etc. Muy importante vaciar los depósitos de aceite y gasolina.

Mantenimiento del césped natural en otoño e invierno

Como en los meses de calor, el abonado se lo debemos seguir echando hasta el mes de diciembre, aproximadamente. Luego, conviene paralizar el abonado para, luego, en marzo, empecemos de nuevo con el abono. Desde Tepes Julián recomendamos que se eche abono complejo con un NPK 12-11-18.

Como son meses donde tienden a empezar las precipitaciones, es fundamental controlar el riego del jardín. Así, si está bastante húmedo el terreno, sería buen momento de ir reduciendo la frecuencia de la siega y de los riegos. Tened precaución de no segar el césped natural mojado porque no será del todo eficaz.

Mantenimiento del césped natural
Mantenimiento del césped natural

Otras técnicas que se suelen realizar a principios de otoño son la aireación y escarificación. Además, es buena época para la plantación de los tepes (aunque éste tiene la ventaja de que se puede realizar en cualquier época del año) y la siembra de semillas. Estas acciones descritas anteriormente se pueden definir como aquellas prácticas que se hacen para dar oxígeno al suelo y, así, el drenaje sea perfecto.

Otra de las tareas que hay que hacer para el mantenimiento del césped natural en otoño y en invierno es si se producen heladas generalizadas, habría que realizar algunas pasadas con un rulo por todo el jardín. Además, a finales de ésta época del año sería conveniente de ir realizando la primera siega y de realizar tratamiento en materia de malas hierbas, hongos, etc.

Por último, otoño es el tiempo donde las hojas caen de los árboles. Con cierta frecuencia se han de ir recogiendo para que no perjudiquen al jardín de césped natural.

 

Funcionamiento de los sensores de lluvia

¿Cómo funcionan los sensores de lluvia? Ventajas para mantener un jardín sostenible gracias a los sensores de lluvia. Los sensores de lluvia es un aparato que se encarga de detener el riego automático cuando empieza a llover o de no iniciarse cuando está lloviendo. De esta forma, permite tener un jardín sostenible para el medio ambiente, a la misma vez el consecuente ahorro de dinero que esto conlleva, porque reacciona de forma rápida y permite ahorrar en el consumo de agua.

Las ventajas de estos sensores de lluvia son varias:

  • La despreocupación de estar pendiente del jardín es un aspecto positivo ya que si no te encuentras en casa, pues de manera automática se detienen los aspersores en caso de que haya precipitaciones como ocurre en los meses de otoño e invierno.
  • Ahorro en el consumo de agua y, por consiguiente, en la factura del agua.
  • Además, con estos accesorios estamos ayudando al medio ambiente para contribuir eficientemente con la naturaleza. Si mantenemos estas técnicas en un futuro, tendremos garantizado la sostenibilidad.

La fabricación de los sensores de lluvias se hace con materiales resistentes. Lo que pretende hacer estos sensores es regular el caudal del agua en un recipiente en el punto el cual se debe paralizar el riego de nuestro césped natural.

Funcionamiento de los sensores de lluvia
Funcionamiento de los sensores de lluvia

Su instalación es fácil y sencilla. Los sensores de lluvia están fabricados por materiales resistentes. Con ello se regula el punto de la cantidad de agua de lluvia que queremos que se detengan los aspersores, hasta unos límites.

Por otra parte, existen los pluviómetros manuales que nos informan de la cantidad de agua que ha caído en un espacio de tiempo. Esta medición la tenemos en cuenta para ver la cantidad de riego que le hace falta al césped natural. El inconveniente es que tenemos que preocuparnos del riego y echar los cálculos de la cantidad de tiempo de riego necesario.

Además de estos sensores de lluvia, existen otros sensores algo menos importantes para otro tipo de fenómeno atmosférico como son los sensores de caudal, sensores de viento, de humedad, de temperatura o de presión.

Por último, el supuesto inconveniente que puede tener los sensores de lluvia es el coste, que puede ser elevado. Sin embargo, en un periodo largo de tiempo podrá amortizarse por el ahorro de agua que ello supone.