¿Cómo funcionan los sensores de lluvia? Ventajas para mantener un jardín sostenible gracias a los sensores de lluvia. Los sensores de lluvia es un aparato que se encarga de detener el riego automático cuando empieza a llover o de no iniciarse cuando está lloviendo. De esta forma, permite tener un jardín sostenible para el medio ambiente, a la misma vez el consecuente ahorro de dinero que esto conlleva, porque reacciona de forma rápida y permite ahorrar en el consumo de agua.
Las ventajas de estos sensores de lluvia son varias:
- La despreocupación de estar pendiente del jardín es un aspecto positivo ya que si no te encuentras en casa, pues de manera automática se detienen los aspersores en caso de que haya precipitaciones como ocurre en los meses de otoño e invierno.
- Ahorro en el consumo de agua y, por consiguiente, en la factura del agua.
- Además, con estos accesorios estamos ayudando al medio ambiente para contribuir eficientemente con la naturaleza. Si mantenemos estas técnicas en un futuro, tendremos garantizado la sostenibilidad.
La fabricación de los sensores de lluvias se hace con materiales resistentes. Lo que pretende hacer estos sensores es regular el caudal del agua en un recipiente en el punto el cual se debe paralizar el riego de nuestro césped natural.
Su instalación es fácil y sencilla. Los sensores de lluvia están fabricados por materiales resistentes. Con ello se regula el punto de la cantidad de agua de lluvia que queremos que se detengan los aspersores, hasta unos límites.
Por otra parte, existen los pluviómetros manuales que nos informan de la cantidad de agua que ha caído en un espacio de tiempo. Esta medición la tenemos en cuenta para ver la cantidad de riego que le hace falta al césped natural. El inconveniente es que tenemos que preocuparnos del riego y echar los cálculos de la cantidad de tiempo de riego necesario.
Además de estos sensores de lluvia, existen otros sensores algo menos importantes para otro tipo de fenómeno atmosférico como son los sensores de caudal, sensores de viento, de humedad, de temperatura o de presión.
Por último, el supuesto inconveniente que puede tener los sensores de lluvia es el coste, que puede ser elevado. Sin embargo, en un periodo largo de tiempo podrá amortizarse por el ahorro de agua que ello supone.